La pandemia alteró la vida de todos y el colecho puede volver o potenciarse pero también el momento perfecto para finalmente marcar los espacios de cada uno de los integrantes de la familia. Si bien esta práctica es una decisión de los padres, lo más importante es que siempre apunte al bienestar del niño.

Según la licenciada en Psicología Noelia Virano (M.P A 8625), "en tiempos de cuarentena puede ocurrir que la práctica del colecho se realice con mayor frecuencia debido a la necesidad de contacto físico y emocional de los niños (y también de los padres) en estos momentos de incertidumbre y desconcierto; pueden encontrarse tristes y no entender lo que sucede y buscan por lo tanto dormir con sus padres, tratando de sentirse seguros y contenidos". 

"La decisión de practicar o no colecho es de los padres y practicarlo o no siempre estará bien en la medida en que se apunte al bienestar del niño. Sin embargo, es importante aclarar que según la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) la contención, empatía y el amor no se logran por compartir la cama con los hijos, sino que el apego seguro se logra con envolver al niño con la voz, cantos y caricias y no estar únicamente pegados cuerpo a cuerpo", aclaró Virano.

"Si bien el colecho favorece la lactancia materna siendo beneficioso para la madre y el niño, no es un requisito indispensable de un apego seguro y sano, siendo este punto una de las la mayores preocupaciones de los padres en el vínculo con sus hijos".

Desde el punto de vista psicológico y según investigaciones psicoanalíticas, "un aspecto negativo del colecho es que produce un modelo familiar donde el grupo se cierra, se transmite un mensaje de que hay seguridad dentro de ese círculo pero no fuera de él, limitando la autonomía y socialización del bebé", explicó la profesional.

"Es importante que el niño pueda entender que existe un espacio y cuerpo propios, otros ajenos y sentirse seguro y amado sin necesidad de compartir mas de cuatro horas durmiendo junto a sus padres", expresó Virano.

"Estar pegado no es apego"

Esta frase que corresponde a la psicoanalista Felisa Widder la utiliza Virano para explicar que "es necesario inculcar la idea de que se puede estar juntos estando separados y viceversa. El contacto físico con el bebé es sumamente importante en el momento de la lactancia, cuidados, contención, pero el momento de irse a dormir es suficiente con que el bebé sepa que su padre está cerca pero no invadiendo su espacio".

"Tanto médicos como psicólogos recomiendan que el niño comparta la misma habitación con sus padres hasta los 2 años aproximadamente, en una cuna al lado de ellos para evitar riesgos asociados al colecho tales como la muerte súbita, asfixia, entre otros; agravados por otras causas como puede ser exceso de abrigo, padres fumadores o bajo los efectos del alcohol".

Para Virano, "es necesario desterrar la idea de que el colecho es indispensable para lograr que el niño se sienta seguro y sin miedos, ya que muchos padres no lo practican. En tiempos de cuarentena es fundamental proyectarle seguridad al niño en el vínculo en todos los momentos del día, compartiendo juegos y actividades, promoviendo la comunicación, haciéndolo sentir seguro y protegido y a la vez informándole sobre lo que está ocurriendo, sin dar mayor información de la que un niño necesita".

"Despegar" poco a poco

En estos tiempos también surge la oportunidad contraria: que el niño finalmente vaya a su cama. En este sentido, Virano expresó que "en caso de decidir no realizar el colecho, es importante sostener una actitud constante y perseverar en intentar que el niño desde los primeros días de vida  duerma cerca de uno sin compartir la misma cama".

Virano aportó: "Se puede colocar la cuna cerca de la cama y que el bebé duerma prácticamente al lado, tocándolo por la noche, hablándole, susurrándole palabras cariñosas, haciéndolo sentir amado. Algunos padres comparten momentos en la cama matrimonial con sus hijos como ser leerles un libro, ver televisión juntos, entre otras actividades pero luego recurren a colocar a su bebé cerca pero en su cuna teniéndolo cerca para poder observarlo y cuidarlo pero no invadiendo los espacios al momento del descanso", concluyó.

¿Cómo debe dormir el bebé?

La psicóloga y también madre, dio algunos tips para el buen descanso del bebé: "Los médicos recomiendan que un bebé duerma en un colchón firme, boca arriba, sin almohada, en su cuna, con ropa cómoda sin abrigar demasiado y sin excesos de mantas". "Psicológicamente, un bebé desde recién nacido necesita el contacto con su madre para sentirse seguro, debido a los 9 meses que estuvo protegido en el vientre materno. Algunos padres optan por dormir con su bebé para fomentarle así la seguridad mientras que otros recurren a medios contenedores para el bebé en su cuna como suelen ser mantas de apego, almohadones contenedores, peluches o muñecos siendo más grandes donde el niño se siente contenido y "abrazado", funcionando los mismos como objetos transicionales".

"Es necesario favorecer la autonomía del bebé/niño, sintiéndose seguro sin la necesidad de estar constantemente en los brazos de su madre, sabiendo que la misma está presente estando a su lado, observándolo y recurriendo a su llamada cuando sea necesario. Al dormir en su cuna se reducen los riesgos de accidentes o de muerte súbita, favoreciendo un descanso reparador tanto para los padres como para su hijo, no invadiendo espacios". "A su vez, la pareja continúa teniendo su intimidad, no produciéndose alteraciones en la misma".